Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

La rosa es una rosa

La rosa es una rosa es una rosa.
Tu boca es una rosa es una boca.
La rosa, roja y rosa, me provoca:
se me antoja una boca temblorosa.

La roja, roja sangre rencorosa
de la rosa, que quema lo que toca,
de tu boca de rosa se desboca
y me moja la boca, ponzoñosa.

La pena, pena roja de mi vida,
de no vivir bebiendo ese lascivo
licor de boca rosa y llamarada,

rubor de rosa roja y encendida,
me ha dejado la boca al rojo vivo,
del rojo de una rosa descarnada.

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