Siguiendo la recomendación de
Entusiasmo, el caballero se internó en el Bosque Encantado buscando la mejor
madera para su bote y su cabaña, traía consigo la espada recuperada y de este
modo aunque ardua la tarea era posible.
Tocaba cada árbol y en algunos
casos quita parte de la corteza para mirar mejor la calidad de la madera. Como
le dijo a su amigo dragón, no era carpintero y en verdad entendía poco de ello.
La primera cabaña tenía mucho tiempo de
haberla construido y solamente su amada la conocía.
De pronto dio con un árbol distinto a
los demás y al mirar alrededor del mismo descubrió un hueco en forma de
corazón, se detuvo un instante hasta que la voz de Entusiasmo retumbó en su
cabeza:
-Mira adentro y ten cuidado con lo que
encuentres, es un tesoro para ti.
Revisó cuidadosamente y encontró un
conjunto de escritos ordenados cuidadosamente, con un listón blanco
cuidadosamente anudado cada uno de ellos, eran los escritos de la princesa
Ángel para él.
Los revisó en estricto orden cronológico,
eran los últimos 7 meses, él había dejado de buscar mensajes de ella desde
hacía poco más de 8 meses, se sintió devastado.
Se sentó junto al árbol y comenzó
su lectura.
"Busco un pasado.
pidiendo un regreso."
"Te seguiré por siempre, callada y fugitiva..."
"...nada cambia en el fondo si no lo tocamos
nosotros", palabras que se le iban dejando
huella...
"Cuando vuelva a pasar a tu lado,
querré que ese instante
se detenga en el tiempo,
que ese instante
perdure en mi ser..."
“Cuando vuelva a pasar a tu lado,
querré que sea tan cerca
que casi te roce…”
“De todos modos te amaré lo mismo.
Juntos. O separados…”
“En esos días donde mi cuerpo y mi piel te
reclaman, es cuando más ansío que tus brazos me ciñan entera hasta llenarme de
tu aliento y que invadas mi ser con tu ir y venir de mar furioso, quedando
tendidos en una deliciosa sensación de llegar al vacío…”. Aquí el alma del caballero se estremeció.
El caballero dejaba escapar lágrimas de
asombro ante tanto amor, que el de manera absurda llegó a pensar que la
princesa no sentía por él.
La cabaña nunca estuvo desolada, era el
alma de ella llena de melancolía que hacía que no viera lo hermosa que la había
dejado el caballero para ella.
“Entre miradas, eres mío y no, no, no, quiero que
se acabe la noche…”
Y el caballero en su mente repetía; “TUYO, TUYO, TUYO…”
Así llegó al punto en donde ella en un
intento desesperado para olvidar al caballero transformó al Bosque Encantado en
lo que ahora es… sin embargo no pudo arrancarlo de su mente, lo amaba y él lo
descubría lleno de emoción, se daba cuenta que era plenamente correspondido, el
tiempo no había pasado en vano.
Había oscurecido y leía a la luz de las
luciérnagas que se quedaban con él, acompañándolo en su amorosa ternura.
Y Luego sus desgarradoras preguntas; “¡¿Por qué?!”
“No amor mío, no calle porque no me importaras,
sino porque pensé que yo ya no te importaba”,
pensaba para si el caballero.
“Para ti
todas las gotas de lluvia
que una vez cayeron sobre mí…”
Sin
conocer los manuscritos de la princesa, su caballero ya había escogido quedarse
con la lluvia que tan bien la representaba.
Así
llegó al “Adagio”, no mi amor, aquí
te has equivocado también, estaremos eternamente juntos, le decía en voz alta
el caballero a su amada princesa.
Y más adelante encontró la respuesta en
sí misma la princesa; “Puedo tenerte
siempre… Cada vez que lo desee, al amanecer, al anochecer, en el horizonte,
vuelvo a tenerte amor…”
Pareciera que seguían unidos a pesar
del tiempo y la distancia se unían más, tal vez por un invisible hilo, o tal
vez el hilo tenía color; rojo, pero que solo ellos sabían que existía.
Se enteró que lo visitó varias veces
como ángel, “Ángel enamorado”, pero estaba
tan ensimismado en reparar su corazón que él no la percibía, así de grande era
su dolor.
Y cuando ella en sus manuscritos preguntó
si volvería a enamorarse de ella nuevamente, la respuesta del caballero fue
contundente, ¡nunca había dejado de amarla!, ¡ni lo hará!
También había reclamos de ella para él,
esos nunca faltan, tiene un carácter que a veces hace tropezar al caballero, y
los escritos cargados de grande nostalgia…
Pero esta vez lucharía por hacerla
feliz cada día, un día a la vez y ya había comenzado.
“…su cuerpo y espíritu flotan en el cuerpo y
espíritu de él.”
Y justo así es y seguirá siendo por
parte del caballero.
Ella en verdad lo extrañaba, lo amaba a
morir y lo dejó plasmado en sus manuscritos, incluso poniendo pequeños momentos
de intenso amor y pasión… como en la ducha.
El último escrito parecía una sentencia
final, un rompimiento, pero no fue así, decía que no lo extrañaría más, tenía
razón porque ahora lo tiene a él de regreso y más suyo que nunca.
Llegó el amanecer y el caballero había
terminado de leer y más enamorado que nunca, corrió a buscarla para abrazarla,
besarla, consentirla, mimarla y malcriarla como nunca, pasara lo que pasara no
la volvería a dejar.
En el universo existen historias de
amor verdadero, tal vez muy pocas, pero una cosa es segura, esta es una de
ellas.
Me deja usted sin aliento con sus hermosos escritos.
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