Cuando nacen los besos en el alma,
nacen para buscar
a unos besos que buscan a esos otros,
sin saber donde están.
Y cuando no se encuentran y se funden
en uno cada dos,
se consume su esencia delicada
en un ¡ay! de dolor.
Esa nota doliente es el suspiro
que lanzamos tal vez,
y en el aire del suspiro es el aliento
del beso que se fue.
En mi alma nacen besos que a otros buscan
y que mueren así...
Yo sé que los que quieren son los tuyos:
¡guárdalos para mí!
:D
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