Yo no te olvido, habitas en un lugar donde nadie puede tocarte, donde nadie sabe que existes, donde nadie puede herirte, ni yo con mi olvido, ni tú con tu ausencia.
Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.
Mientras tanto...
Mientras tanto acá en mi cama continúo improvisando historias, ideando remedios contra el insomnio, engañándome tal vez un poco, atribuyendo la culpa al estrés y la rutina, cuándo sé que mi único diagnóstico no es más que ganas de usted.
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