Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Todo

Todo inevitablemente termina. Desde la lluvia más torrencial a la tristeza más profunda acaba. Con el tiempo los techos se secan, la alegría se asoma.

Y de pronto nada duele, nada angustia, nada suena. Entonces ya fue, estas bien.

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