Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Y entonces

Y emonces dejé caer mi pasado por el abismo del olvido, colgué mis fracasos como las más hermosas medallas, utilicé mis cicatrices como manual para hacerme fuerte, me desprendí de rencores y desilusiones, me vestí de esperanza y a] fin pude ser libre.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario