Cuando ella se vaya
no gastes tu dinero en flores ni en vino,
o escapadas para demostrar que eres pleno
como tiempo atrás no hacías.
Gasta tu dinero
en herramientas y engrasante,
pues serás entonces consciente
del rechinar de una puerta,
el rugir de su madera,
el repicar constante
del agua en las tuberías,
y todos los ruidos más desoladores
y perturbadores de una casa vacía.
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