Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

El reloj sin cuerda

Los minutos agonizaban sin tus piernas en las mías.
Todo marcaba al insomnio, con un poco de recuerdos.
Yo aquí rogando al tiempo, crueldad para mi olvido.
Pedía que las horas fueran tu boca y que marcaras todo mi sueño.
Pedía que caminaras entre ésta nube, donde tocabas él cielo gris de mis heridas.
Pero volví a mirar el reloj, ese en la pared de mis recuerdos, ese que marcaba cada regreso sin llegar.
:D

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