Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Querida Hada Madrina

Querida Hada Madrina, 

Te escribo desesperado. Dudo si tengo el alma en el piso o me la guardaron en el infierno. Quisiera no tener garras ni colmillos. Quisiera ser todo lo que ella desea. Ya no hay balas de plata en el pueblo. Todas las compraron para matarme y aunque sé que mi piel no es de caucho, no me importaría sangrar por mi amada. Lo malo es que ya no sé si es mía. ¿Tienes alguna pócima mágica para retroceder el tiempo? Quizás debo dejar de buscar a Caperucita. Quizás la pócima deberia ser para olvidar y no para retroceder. 

Totalmente confundido,

El Lobo Feroz

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