Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Las ausentes orquestas 
procedentes de tu espalda, 
tus esquinas enquistadas...

La apocalipsis, 
quasi elíptica, 
en la que escarbas.

Tu sudor me llena, 
tu cuerpo es un aura 
de entrega perpetua 
jamás 
saciada 
que te hace estragos.

Tu boca es un ancla de soledad enclaustrada:
busca tu sonrisa...
y te la arrebata.
:D

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