Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Déjate

Déjame leer y releer tu cuerpo con mis manos y mis besos, una y otra vez hasta memorizar cada vibración, cada suspiro, cada gemido, cada detalle para luego olvidarlo todo y terminar donde empecé y empezar nuevamente donde terminé. Una y otra, y otra vez.
Déjame jugar a unir puntos sobre tu cuerpo con tus lunares y mi lengua empapada.
Déjame besar tus tobillos, tu espalda, tus manos.
Déjame intentar besar cada rincón de tu universo; deja que me pierda en el intento, y dé vueltas en círculos y de vuelta sobre tu piel desnuda.
Déjame hacerte poesía esta noche, comerte a versos, mirarte a los ojos y hacerte el amor.
Déjame quererte hasta el cansancio.
Déjate caer sobre mi. Una y otra y otra vez.
Déjate.

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