Yo odio los lunes
y detesto ir a trabajar por las tardes,
pero hoy iba de camino
y te he visto de casualidad,
y he pensado
que en realidad los lunes no me han hecho nada,
y que en realidad trabajar por las tardes tampoco está tan mal.
La felicidad -o la sensación de felicidad-
es muy sencilla y a pesar de lo que dicen los cuentos,
se encuentra en los momentos más inesperados,
en los más fugaces,
y no tanto en las largas historias de amor
de cincuenta años
-pasan tantas cosas en cincuenta años-.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario