Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

LXXXVIII

Al mirar hacia ti
vi mi rostro en tus ojos
y no pude saber
si te amaba o me amaba
o si amándome te amaba
o si amándote me amaba.

Luego, desaparecí.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario