Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

¿Por qué?

Es sencillo.

Porque si no es ella no es nadie. Porque solo ella me hace partitura,
me convierte en música,
me hace acorde, redoble, trompeta,
solo ella nos hace canción.

Porque cuando vuelve del trabajo
la vida se pone al piano
y toca una de Sinatra.

Por eso la quiero a ella,
porque todos sus semáforos están en verde
y eso es mucho para alguien
que ha visto pasar su vida en rojo.

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