Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Algunas veces...

Algunas 
veces llueve 
y de esa lluvia 
se viste.


Se pinta los labios 
de fuerza, baila al 
compás de su tormenta.


Nadie le ve quejarse 
de cuánto puede doler 
su tempestad.


Porque ella es su propio 
cielo.

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