Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

¿Crees en el amor?

-¿Crees en el amor? -dijo su boca- (sus ojos dudaron preguntarme: acaso crees en el futuro, en el mañana, en los besos bajo la Iluvia, en los atardeceres, en el frio compartido, en los silencios, en la nostalgia y en la melancolía)

-Si. creo en el amor. -le respondí-, mientras mis ojos en silencio le decían: creo en ti, mujer, ¡todo lo demás viene contigo!

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