Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

A mi edad...

A mi edad ya conozco de ausencias y promesas que duran medio segundo, de palabras dulces que van atando hasta encerrar el alma. Creo en la magia de los besos, y sé que el complemento llega para revolucionar toda nuestra existencia, no para opacar la alegría, así que no trates de impresionar, porque para el amor todavía estoy pero para las dudas ya no.

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