Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Poema a pie

Qué actitud, qué gallarda pose original se puede tomar 
ante la proximidad de este poema? 
Te lo pregunto a ti, oh hábil diseñadora de nuevas 
sonrisas!, la única 
que puede ofrecerme en un plan de cinco munutos la más 
conveniente arquitectura de mi genio actual 
Decían los maestros chinos de la dulce poesía 
que el poeta quedaba enfermo y ojeroso después del 
trance amargo; 
pero yo te suplico, bondadosa musilla de ojos ingenuos, 
que no hagas que mi miel sea elaborada a costa de mi 
sangre, 
porque mucha sangre se ha desperdiciado últimamente y 
(andan 
escasos de leche los pechos de las madres. 
Un poema que sale a pie, y como está inédito, yo le digo: 
Hasta que te vea te creo, 
pretendo primero, sacudirme de encima estas alas de ángel 
que me agobian, 
a ver si botando toda esa pluma quedo con la ternura 
virginal del pollo 
o siquiera con algo de ese equilibrio inestable de lo que 
da risa, 
tan lleno de emoción y de lágrimas como el cristal que ya 
va a caer 
y no cae, pero que sabe que ya va a caer. 

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