Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Sin final a la vista

La gloria fue besar tu boca en una noche que duró cien vidas.
No es posible enterrar el pasado cuando aún vives tan dentro de mi.
Te amo sin final a la vista.
He tenido que pactar una tregua con el tiempo para esperarte sin esperar nada a cambio, para soñarte sin la ansiedad de abrir los ojos y encontrarte.
Te amo sin caducidad, sin días que contar, como todo lo que se ama para siempre.

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