Señorita déjeme decirle algo: usted no es bonita, tampoco es linda, y está muy lejos de ser bella. Solo hay un término que pueda ser más acertado para definirla: es usted sublime... sublime como la naturaleza misma. Sublime como observar una tormenta en pleno océano. Sublime como estar en la cima de la montaña y observar como un volcán explota, arrasando a su paso toda humanidad. Así es usted, terriblemente sublime...
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