Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Una mujer dormida

Una mujer dormida exhala magia, dibujada en un lienzo de sábanas y sueños, envuelta en un bosquejo de sombras y silencios, respirando matices oscuros que invocan a mis manos y mi boca. Y ante mi deseo que corrompe tu belleza inerte, prefiero contemplarte así, como si mi arte te abrazara, como si fueses tú mi arte, como si te pintara sin tocarte con mis ojos y la noche.

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