Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

No tienes...

No tienes que irte, 

tampoco quedarle, 
no tengo cadenas,
ni necesito de anzuelos.
Siempre te he querido libre:
juntos, o a kilómetros de tierra.


No tienes qué mentir, 

yo no tengo qué fingirte nada, 
si hoy estamos aquí 
no necesilamos condicionar el alma;
y si en un futuro llegamos al fin. adelante pues...
que la vida no acaba.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario