Y sí, ese amor, el que no es frío ni
silencioso sino fuerte y duradero.
Ese amor que lo puede todo y
que no usa la indiferencia para
huir de las tormentas. Ese amor
que te regala primaveras de
ternura y que te construye el
alma desde la raíz. Ese amor
que permanece en las caídas y
que es siempre incondicional es
el que mereces para toda la vida.
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