Una vez soñé que conocía a una chica linda.
Al siguiente día llegaste a mi vida
como un bonito accidente,
de esos que querrías vivir mil veces más.
Una noche soñé que pasábamos horas hablando.
Toda esa semana platicamos sin aburrirnos.
Otra noche soñé que te besaba.
Al día siguiente, después de una larga mirada
y un silencio cómplice,
estábamos entrelazando nuestros labios.
Y seguí soñándote, entre silencios
y un sinfín de oportunidades
en las que no nos faltaba el cariño mutuo.
Luego hubo un tiempo en el soñé que te marchabas.
Y hoy no hago más que extrañarte.
A veces odio que mis sueños se hagan realidad,
pero desde aquel trágico día no se cumplen,
porque sigo soñándote,
y tú sigues ausente.
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