Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

EL BESO

El beso es beso,
justo en el instante
que sabe
que va a besar
y ser besado.

Ahí es dónde se percibe
el deseo de lo deseado.
Donde se sabe vencedor
y vencido.

Luego,
amablemente,
el beso se retira
dejando paso
al placer de los labios.

Pues el beso, vive
antes de ser usado
en las miradas
que se vuelven
bocas.

Donde los labios
empiezan a llamarse
desde lejos
sin tocarse.

Y sin saber cómo,
algo que no se ve
no para de besarse.
Ahí, en ese instante,
los versos
que se perdieron
se posan en el aire
y se leen en los ojos
poemas
que nunca
se escribieron.

Porque la poesía
de verdad,
no se escribe,
se ve de repente,
toda ella, de golpe.

Créanme, 
hay besos
instantáneos
que tocándose
no son,
nacen muertos,
ni el olvido
los recuerda.

Pero otros,
te besan
sin tocarte,
y como olas,
rompen
una y otra vez
en la orilla
de la memoria.

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