Aprendí que hay abrazos que sanan, y hay detalles que marcan la diferencia y te sacan una sonrisa sin darte cuenta.
Aprendí que en eso de querer, mejor bien que mucho. Y todos los días.
Aprendí que debemos huir de quien no nos hace bien, y que nunca es tarde para hacerlo.
Aprendí que cuidar también es querer, y hacerlo es una muestra de amor.
Aprendí que no siempre se puede con todo, y es de valientes reconocerlo. Que lo importante es saber levantarte cuando te caes.
Aprendí que hay sonrisas que merecen la pena dejar que te cambien la vida. Y que hay cosas que no hay que dejar de decirlas por muy evidentes que parezcan.
Aprendí que rodearse de personas bonitas nos llena el corazón, y que debemos gastar el tiempo con esas que nos hacen realmente felices. Que la vida es un ratito y oye, no estamos para desaprovecharlo.
Aprendí que aquí, allí o donde sea, pero contigo. Y que de la mano podemos llegar a cualquier parte.
Aprendí que llorar también está bien, y que necesitamos hacerlo. Que sacar lo que llevamos dentro es algo que nos da paz.
Aprendí que debemos buscar lo que nos hace feliz, luchar por nuestros sueños y quedarnos con quien se alegra cuando los cumplimos. Porque al final, la vida no sería la misma sin esas personas con las que la compartimos.
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