Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

EL SILENCIO DE LA NOCHE

El silencio de la noche me envuelve, pero mi mente está llena de ti, un torbellino de imágenes y sensaciones que me quitan el aliento. Recuerdo el roce de tu piel contra la mía, la calidez de tu cuerpo junto al mío, el susurro de tu nombre en la oscuridad. Esos recuerdos, grabados a fuego en mi memoria, son la llama que alimenta mi deseo, un deseo que crece con cada día que pasa. Tu sonrisa, un destello de luz en la penumbra, ilumina mi mundo y me llena de una alegría inmensa. Tus ojos, profundos y penetrantes, me miran al alma, me conocen y me aceptan tal como soy, con mis virtudes y mis defectos. En ellos veo reflejada la pasión que compartimos, un fuego que arde con una intensidad que me sobrepasa. El aroma de tu piel, una fragancia única e irresistible, me embriaga y me transporta a un lugar de ensueño, donde solo existimos tú y yo, unidos en un abrazo eterno. El suave susurro de tu voz, una melodía que acaricia mi alma, me calma y me excita a la vez, un contraste que me llena.

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