Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Mientras dormía

Anoche, mientras dormía,
sentí tu aliento en mi almohada,
me despertó el suave roce
de tus labios en mi oreja,
más fingí seguir durmiendo
para probar el deleite
de tus amores secretos.

Disfruté del jugueteo
de tu lengua por mi cuello,
y de tus dedos expertos
recorriendo sabiamente
mi desnuda anatomía;
uno a uno penetraron
la gruta de mis deseos,
y tu piel más y más cerca
cubrió del todo mi cuerpo.
Tuve que hacer un esfuerzo
para fingir que dormía,
mientras arabas mis carnes,
para fecundar mis sueños.

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