Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

El viejo

Con la mirada triste, el paso lento y el alma cansada, el viejo camina por sus últimos días.

Viaja cargado de recuerdos, de nostalgias y añoranzas, lleno de memorias y también lleno de olvidos.

Ahora disfruta más que nunca su vida, lo que queda, como bono de una misión cumplida.

Ya nada le perturba, ya nada le molesta, todo lo disfruta, vive intensamente.

Con la mirada triste, el paso lento y el alma cansada... pero plena,  vive sus últimos días alimentando el amor que aun siente por ella.

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