La noche es fría, la chimenea encendida, afuera llueve mientras la espero, siempre la espero, cada noche, cada día. Hoy no es la excepción.
Ya no la busco porque temo al rechazo, temo a su rechazo, su rechazo es lo único que temo porque duele como afiladas navajas que cortan inmisericordes desde adentro.
Estoy sólo en la noche fría, la chimenea encendida me da calor mientras afuera llueve a cántaros, algo me dice que hoy tampoco llegará, que mi única compañía será; una copa de vino.
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