Todas las noches o casi todas las noches escribe. Cuando lo hace, escribe también cartas de amor que nunca enviará y no mostrará a nadie. No puede hacerlo porque ella no lo ama.
Sin embargo no deja de escribir sus sentimientos para sacarlos de su alma y esta pese menos, es una pena tener tantas cosas bellas que decirle y no poder hacerlo, así que cada noche o casi cada noche escribe cartas de amor para la misma persona.
Es su manera de terminar el día, es su tributo al amor que no fue pero que él entregó sincero, verdadero.
No fue la excepción esta noche, solo una diferencia; el amanecer lo pilló dormido en el escritorio en donde escribe, con el último cajón del mismo abierto. El cansancio de sus agitados días lo venció, a su lado una gran cantidad de hojas blancas y escritos acompañados por un viejo cofrecito de madera conteniendo lo que él considera su tesoro roto y que aún no ha podido reparar, así de grande y fuerte es su amor.
Es por todo lo anterior que cada noche o casi cada noche escribe cartas de amor, sus cartas sin destino.
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