Hoy miré a la mujer más hermosa que mis ojos hayan podido cruzar.
Esperando mi Latte la vi pedir otro igual, de ojos verde esmeralda, labios rojo carmesí y cabello rubio ondulado cual olas del mar.
De cuerpo medianamente rollizo, lozano y fresco, signo de una juventud abierta a la vida y sus tentaciones.
Me perturbó su presencia porque es común que la belleza se esconda tímida en estos días, y porque me perturba ver cómo una flor puede surgir entre el fango cotidiano,
Y eso hipnotiza...
Hoy miré a la mujer por la que tal vez dejaría todo y comenzaría todo a su lado, pero la dejé pasar.
No me animé a acercarme ya que en estos tiempos donde todo lo ajeno es signo de amenaza, preferí dejarla ir sin trastocar su novel mundo.
Prefiero quedarme con la idea que la hice mía una y otra vez mientras esperábamos nuestros respectivos cafés, que hicimos una familia y envejecimos juntos en tan solo 3 minutos.
Hoy constaté que el amor tal vez existe, pero por prudencia social fue que mejor decidí dejarlo pasar.
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