Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

¡Déjalo ser!

Entiendo que tienes miedo en aventurarte a algo nuevo, sabes como yo, que en los juegos del amor a veces se sale perdiendo... Pero me traes de cabeza interpretando tus signos y señales; por favor, dejémonos ya de tantas formalidades. Si en mi no paras de pensar, dímelo. Si mi voz deseas oír, llámame. Si me quieres ver, encontrémonos... Y que pase lo que tenga que pasar, que sea lo que tenga que ser... Pero cariño, ¡déjalo ser!

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