Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Primaveras

No tengo nada que perdonarme, Nada de qué arrepentirme: Di lo mejor de mi y con eso me quedo; duermo como los ángeles, con la conciencia tranquila y sin dejar de soñar. Mis inviernos siguen siendo primaveras.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario