Yo no te olvido, habitas en un lugar donde nadie puede tocarte, donde nadie sabe que existes, donde nadie puede herirte, ni yo con mi olvido, ni tú con tu ausencia.
Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.
Le cedo la palabra
Ya usted sabe que yo existo, usted sabe dónde estoy, usted sabe lo que siento, incluso creo, que usted sabe lo que pienso. Aunque no me despido, ni me marcho, desde hoy guardaré silencio. Le toca a usted, es su turno, yo le cedo la palabra.
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