Hicimos de nuestra cama un templo para nuestro amor, porque no sólo ahí decidimos dormir, sino que también, elegimos vivir.
Y sin darnos cuenta, hemos abierto con nuestros juegos y deseos, puertas a nuevos mundos. Mundos de inconsciencia sexual donde no hay ni leyes, ni orden porque todo lo que se piensa y siente, pertenece a un suspiro sobrenatural.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario