Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Cuando nos veíamos

Cuando nos veíamos, 
sonreíamos por cualquier 
cosa y nos besábamos por 
otras.


No teníamos que comprender 
lo que pasaba, porque al tiempo 
había que agarrarlo .


Hablábamos de nosotros, 
aunque la mirada decía otras 
cosas, como cuando hacemos que nos escuchamos, 
pero solo nos memorizamos.


Luego cuando marchaba,
mi casa no quedaba vacia, había de 
nosotros en cada esquina 
y miles de recuerdos esperando 
mi sonrisa.


Eramos como instantes etermos, 
que nos prestaba la vida.

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