Respira hondo.
Aunque a veces eras tú o era yo quienes nos sacábamos de quicio.
Aunque ahora y desde hace un tiempo sólo recuerdo la mejor versión de ti.
Aunque había días que por las circunstancias perdía los papeles y solo quería aporrearle puñetazos a la puerta.
Aunque aquella noche me hiciste sentir la peor persona que existía sobre la tierra. Y en ti no distingul ni un poco de arrepentimiento.
Aunque hicieran comentarios que tenian sabor a veneno y por un tiempo los llevaba sobre el peso de mi espalda.
Callé por verguenza y por expresar lo que sentía en voz alta.
Hoy sólo quiero decirte que después de todo siempre había existido una esperanza en mi y hacerte recordar, que aún después de todas estás palabras No quiero perderte...
Ni quiero que me pierdas.
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