Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

La puerta enmarca el deseo

La puerta enmarca al deseo
iluminado en la sombra.

La puerta tiene guardianes
como labios que la celan.

La puerta brilla insistente
como mojada por dentro.

La puerta mueve reflejos
que antes van por mis ojos.

La puerta va por su cuenta:
cuenta y cuenta mil historias.

La puerta se abre cantando
con el placer de una queja.

La puerta cierra y aprieta
si por suerte quedé dentro.

La puerta emite mil ecos
que mis sentidos navegan.

La puerta no está en tu cuerpo
pero tus labios la engendran.

Toco la puerta curioso
y me recibes bailando.

A la entrada de tu cuerpo
todo es mucho y mucho es poco.

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