No quiero que me elijas entre mil,
no quiero que me escribas en tus horas muertas,
no quiero despedidas de Titanic
ni reencuentros de OT.
No quiero tus besos a destiempo,
no quiero que te sientas orgullosa,
no quiero verte bailando en mi agua,
no será para nosotros el París de cena y velas,
no habrá amor en tu balcón las noches de verano.
No quiero que luches por lo nuestro,
tampoco que me veas con ojos de futuro
porque todo lo que se apellide 'planes',
yo no lo quiero.
No quiero aprenderme de memoria tus lunares,
no quiero morirme por tus pecas de pecado,
no quiero compartirte mis secretos
ni que tu color destiña mi parte más oscura.
No me enamores con tu sonrisa de 'quédate',
no me vicies a tus faldas milimétricas
ni me pares el corazón a las diez y punto,
no me toques tú,
en los juegos de azar.
No me des la mano cuando paseemos,
no quiero saber los nombres de tus ex,
no me hagas fotos mientras duermo,
no me rompas en mil todos los principios.
No me demuestres que me equivocaba,
no presumas de mí a tus amigas,
no esperes flores inesperadas,
no te llevaré al cine los domingos,
no quieras mis heridas,
no ames mis locuras.
No quiero conocer a tu familia,
no quiero sorpresas de cumpleaños,
no quiero elegir contigo los regalos de tus primos,
no vayas por ahí
porque no quiero perderme.
Créeme que no lo quiero,
porque todo esto
es algo que con el tiempo va a llegar,
que no puede planearse
porque la magia, si te la explicas,
deja de existir.
Tú, solamente,
preocúpate de una única cosa,
que lo demás ya dará igual:
quiéreme.
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