Como cuando suena el despertador
y lo único en lo que piensas
es que ojalá pudieras
parar el tiempo
y dormir doce horas seguidas.
Pues eso mismo me pasa
cada vez que tú te levantas de la cama
con la excusa de llegar tarde
a cualquier sitio donde no te esperan:
que pararía todos los relojes del mundo
para que te quedaras.
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