Fue aquel recuerdo
que te trajo aquí.
Tus ojos me miraban
con hambre, tus labios
hacían ruido en mis poros,
tus manos tocaban
mis bordes y jugabas
a morderlos.
Me desvestias las ganas
a quita ropa, mis brazos
sufrían de escalofríos.
Mi alma te gritaba de prisa,
como cuando los latidos
aceleran la loca vida.
Mi piel se quejaba de tu recuerdo,
se adueñaba de mis sentidos.
Entonces ahí, te esperaba al terminar de recordar.
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