Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Sábanas cifradas

Incluso cuando despierto
y ya te has ido
las sábanas me dicen 
que estás cerca.
Me escribes en la noche,
sin saberlo,
una carta de amor
en los plieges y  requiebres
de la tela.
Son líneas sin ton ni son
de una canción abrupta.
Del corazón, contorsiones.
Diástole entre tus piernas.
De la mirada, espejismos.
Tu silueta floreciendo
en mi retina.
Del oído, ecos, vértigo,
estallido,
súbita orientación perdida.
Son y no son:
tu olor tenaz,
hablándome al oído,
tu mano abierta
mirándome asombrada,
tu voz que huele y duele
y sabe a mar
y me encandila.
Son las huellas digitales
de los sueños
que anoche
compartiste conmigo.

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