Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

A veces uno amanece con ganas de extinguirse…

A veces uno amanece con ganas de extinguirse… Como si fuéramos velitas sobre un pastel de alguien inapetente. A veces nos arden terriblemente los labios y los ojos y nuestras narices se hinchan y somos horribles y lloramos y queremos extinguirnos… Así es la vida, un constante querer apagarse y encenderse.

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