Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Inevitable

Es inevitable, pienso mucho en ti. En ese desorden que llevas en la mirada, en esa latente sonrisa y en tus pasos cuando vienes hacia mi. No vengo a colmar de promesas tus oídos, seamos impredecibles, seamos como los sueños: inesperados.
De ti solo pido un día, una semana o hasta una vida en tu sonrisa.

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