Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Amanecer

Amanecer contigo era la medida de todas las cosas que hacían que el amor girara. Amanecer contigo era dejarnos encontrar dormidos por el día. La piel cubierta de noche, la luna roja embriagada, la resaca de haber vivido, la partida golpeando la puerta buscando al amor. Y nosotros, haciendo una guarida de sábanas, nos escondíamos de nada, nos escapábamos del sol. Amanecer contigo valía mil despedidas, valía la vida, valía sentirse morir por haber vivido.

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