Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

No fue pasajero

Duró poco, pero no fue un amor pasajero. Duró el tiempo suficiente para hacerse eterno en mis recuerdos, en mis fantasías, en mis noches de soledad, duró lo que duran los mejores sueños que cuando estás en la mejor parte se interrumpen y despiertas queriendo conservarlos en la memoria, en la piel, en la vida. Fue tan intenso y real, fue tan verdadero y tan sublime que puedo decir con seguridad que lo conservaré por siempre. Lo conservaré en mensajes, en miradas, en caricias, en canciones, incluso en ausencias y silencios. Sin lugar a dudas, pasó, pero no fue pasajero.

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