Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

Presencia

¿Qué va a quedar de mí cuando me muera 
sino esta llave ilesa de agonía, 
estas pocas palabras con que el día,
dejó cenizas de su sombra fiera?

¿Qué va a quedar de mí cuando me hiera
esa daga final? Acaso mía
será la noche fúnebre y vacía
que vuelva a ser de pronto primavera.

No quedará el trabajo, ni la pena
de creer y de amar. El tiempo abierto,
semejante a los mares y al desierto,
ha de borrar de la confusa arena
todo lo que me salva o encadena.

Más si alguien vive yo estaré despierto.

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