¿Para quién escribes? Es una pregunta que con frecuencia me hacen.
No escribo para alguien, escribo solo para mí, es invariablemente mi respuesta.
Y casi es verdad, escribo lo que me motiva, inspira o conmueve muchas veces. Otras tantas lo hago para ti, pensando que por un fortuito destino encontrarás mis letras y alegrarán tú corazón.
A veces sueño que buscas mis palabras para ti, que puedes sentirlas, que te estremecen y nos unen más que nunca, sin importar distancia o tiempo.
A veces sueño que ansiosa esperas mi próximo escrito, ese que es tuyo y de nadie más y que sabes identificarlo.
Te escribo para hacerte saber que estoy bien, que sigues en mí y te sigo llevando conmigo, aunque no te vea, aunque no te oiga, aunque nada sepa de ti. Hacerlo me hace saber que el amor romántico no ha muerto, los que han muerto son los románticos que entendían el verdadero sentido del amor que supera cualquier prueba. Cada vez somos menos lo reconozco.
Nunca contesto con sinceridad, pero si tú por casualidad lees esto y me preguntas ¿para quien escribes? Puedes estar segura que mi respuesta será; escribo para ti.
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