Extrañar a alguien jode.
Es esa angustia en el pecho que no se calma con nada.
Es un corazón que late una ausencia espantosa.
Extrañar, te recuerda que no está. Pero es la forma más viva que encuentra el pensamiento de hacerlo presente por un rato.
Por eso, para mí, uno extraña a propósito. Se propone hacerlo.
Lo traés de regreso en imágenes, canciones y palabras. Lo traés de regreso, incluso, en lo que pudo haber sido y no llegó a ser.
Cuando empezás a extrañar, te das el permiso de sufrir un poco más. Sabés que va a doler. Que te vas a romper un poco más. Lo sabés. Pero ese rato que lo trajiste de vuelta con vos, no te lo quita nada ni nadie.
Ese rato que estuvo con vos, en el alma y en el cuerpo otra vez, calmaron tus latidos inquietos.
Ese rato, valió tu pena.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario